Evita la “mentalidad de empleado”

La mentalidad de empleado es como llamo a esa actitud del mínimo esfuerzo que caracteriza a ciertos colaboradores en las empresas tradicionales. Casi siempre es el tipo de persona que va a la oficina para cumplir un horario, esperando con ansias la hora de salida o que llegue el fin de semana.

Se pueden detectar fácilmente ya que siempre se están quejando de algo y hacen referencia a sus funciones laborales como una pesada carga que están obligados a llevar por necesidad. Son capaces de contagiar su negatividad y crear un ambiente tedioso.

Usualmente estas mismas personas son las que rara vez tienen algo que aportar y cuando otro miembro del equipo sugiere algo nuevo, son los primeros detractores, con más energía aún si es algo que les supondrá “más trabajo”. Si usaran esa misma creatividad para evitar el trabajo extra en proponer cosas nuevas o mejorar procesos, de seguro serían un valioso recurso de la empresa.

También se quejan que no son tomados en cuenta para cargos superiores, pensando que ser jefe es solo mandar a los demás. Cuando una persona con esta actitud logra adquirir una jefatura podría ser más perjudicial al tener una posición de poder con la cuál poder buscar aún más su propio beneficio.

Esto tristemente explicaría, en algunos casos, la frase popular: El que sabe, sabe, y el que no, es jefe.

No confundir, tener una vida personal fuera de la oficina es natural y sano, pero cuando se anteponen los intereses personales, aún en perjuicio de la compañía, no está bien.

Cuestión de actitud

No se trata de quedarse horas extras todos los días, ir fines de semanas y días libres a la oficina, dejar la familia de lado o hacer tal sacrificio que merme la salud.

Es más bien una cuestión de actitud donde, aunque se tenga tiempo disponible no se apoya a otros compañeros que necesiten ayuda, se busca que otro haga el trabajo y por encima de todo se evita sugerir o crear cosas nuevas que le generen nuevas tareas.

Esto último es clave, un colaborador que nunca sugiera una mejor manera de hacer las cosas, dé la milla extra sin que se le pida, o voluntariamente brinde apoyo debe ser detectado rápidamente ya que en algún momento se convertirá en una carga.

Lo contrario a una mentalidad de empleado es el colaborador proactivo que se destaca generalmente por varias de estas cualidades:

  1. Disposición de aportar cosas nuevas.
  2. Brindar soluciones sin que lo pidan.
  3. Sugerir mejoras a procesos.
  4. Mantenerse actualizado en su area de especialidad.
  5. Dar la “milla extra”.

Todo tiene solución

Estoy convencido que todos tenemos algo que mejorar y soy partidario de las segundas y terceras oportunidades por lo que si algún equipo de trabajo cuenta con un “empleado”, se debe hacer todo lo posible para estimularlo a un cambio de actitud.

Al inicio no será fácil, ya que probablemente defienda y justifique lo necesario para mantenerse en su zona de confort. Aquí es donde el líder del equipo juega un rol importante ya que deberá buscar la manera de convencer al “Godines” (Como le dicen en México a los funcionarios públicos), en caso contrario corre el riesgo de verse como un jefe dictador, situación que rápidamente será tomada a su conveniencia por el “empleado” para hacerse la víctima.

Esto supondrá un reto para su superior inmediato y se irán haciendo progresos dependiendo del grado en que el empleado entienda y reconozca su condición. No es fácil, se requiere de paciencia, firmeza y constancia, pero lograr este cambio será de mayor beneficio que simplemente reemplazar el puesto.

Convertir a un “Godines” hará que se vuelva un gran aliado y demostrará al resto del equipo que mejorar vale la pena, que la empresa da oportunidad y brinda estabilidad, con lo que se ganará un mejor ambiente de trabajo.

 

photo credit: via photopin (license)